La inflación de los precios de consumo en Reino Unido subió al 2,2% tras dos meses en el objetivo del 2% del Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés), un aumento ligeramente inferior al esperado por los economistas, y la inflación de los servicios, estrechamente vigilada por el BoE, se ralentizó bruscamente, según mostraron los datos oficiales.
Los economistas consultados por Reuters habían pronosticado que la tasa anual del IPC subiría al 2,3%.
La libra esterlina caía con fuerza frente al dólar estadounidense tras la publicación de los datos el miércoles.
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Cuando el Banco de Inglaterra recortó los tipos de interés desde el 5,25%, su nivel más alto en 16 años, a principios de este mes, dijo que las cifras de inflación del 2% de mayo y junio probablemente marcaban un punto bajo para la inflación.
El banco central esperaba que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) subiera al 2,4% en julio y se situara en torno al 2,75% a finales de año, a medida que desapareciera el efecto de las fuertes caídas de los precios de la energía en 2023, antes de volver al 2% en el primer semestre de 2026, informó Reuters.
La inflación británica alcanzó un máximo de 41 años del 11,1% en octubre de 2022, impulsada por un aumento de los precios de la energía y los alimentos tras la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, así como por la escasez de mano de obra y la interrupción de la cadena de suministro.
El BoE sigue relativamente centrado en las presiones inflacionistas a más largo plazo, incluidos los precios de los servicios y los salarios, así como la atonía general del mercado laboral.
Los datos del miércoles mostraron que la inflación anual de los precios de los servicios cayó al 5,2% en julio desde el 5,7% de junio, por debajo de la previsión de Reuters del 5,5% y la más baja desde junio de 2022. Los responsables del Banco de Inglaterra habían pronosticado una caída hasta el 5,6%.
Los datos oficiales del martes mostraron que el crecimiento anual de los salarios, excluidas las bonificaciones, se ralentizó hasta su nivel más bajo en casi dos años, el 5,4%, en consonancia con las previsiones de los economistas, pero todavía casi el doble de la tasa que el BoE considera coherente con el mantenimiento del IPC en el 2%.