Optimismo empresarial o riesgo oculto: cómo el sesgo de positividad puede llevar al fracaso

Daniel CadenasDaniel Cadenas.- El sesgo de positividad es un fenómeno psicológico en el que las personas tienden a sobrevalorar la probabilidad de que ocurran eventos positivos y a subestimar la probabilidad de eventos negativos. Este sesgo puede ser un obstáculo importante para la prevención de riesgos empresariales, ya que lleva a una evaluación inadecuada de los posibles riesgos y a una falta de preparación para enfrentar las consecuencias negativas.

Cuando los individuos se dejan llevar por el sesgo de positividad, pueden subestimar los riesgos potenciales, lo que lleva a una planificación inadecuada y a una falta de preparación para hacer frente a los impactos negativos. Esto puede resultar en una falta de anticipación de los riesgos, lo que a su vez puede llevar al fracaso empresarial.

El sesgo de positividad, o también conocido como el sesgo de optimismo, puede tener un impacto significativo en las decisiones empresariales. En primer lugar, puede llevar a una evaluación excesivamente optimista de la viabilidad de un proyecto o estrategia, lo que resulta en una subestimación de los riesgos y una sobreestimación de los resultados potenciales. Esto puede llevar a decisiones financieras arriesgadas o a la implementación de iniciativas poco realistas. En segundo lugar, el sesgo de positividad puede conducir a una falta de preparación para situaciones adversas o a la incapacidad de reconocer las señales de advertencia, lo que deja a la empresa vulnerable ante desafíos inesperados. Finalmente, este sesgo puede dificultar la adopción de medidas preventivas o de contingencia, lo que aumenta la probabilidad de fracasos o pérdidas significativas ante la imprevista realidad adversa.

Para ser un analista de riesgos exitoso, es crucial adoptar una actitud mental equilibrada y objetiva hacia la evaluación de riesgos. Los analistas de riesgos deben ser capaces de considerar y evaluar de manera imparcial todos los posibles escenarios, tanto positivos como negativos, y tomar decisiones informadas basadas en esa evaluación.

Para contrarrestar el sesgo de positividad, es fundamental que los analistas de riesgos se esfuercen por ser conscientes de su propio sesgo y busquen activamente información contraria que pueda desafiar sus suposiciones optimistas. Además, es crucial fomentar un ambiente organizacional que valore la evaluación crítica y objetiva de los riesgos, en lugar de favorecer una mentalidad excesivamente optimista.

 

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