El Banco Mundial (BM) pronosticó este jueves que la economía china cerrará 2023 con un crecimiento del 5,2%, lo que supone un ajuste a la baja de su anterior vaticinio, realizado el pasado junio y que situaba el avance del producto interior bruto chino este año en un 5,6%.
Asimismo, la institución, con sede en Washington, ajustó al alza el pronóstico realizado el pasado octubre para el crecimiento del PIB chino en 2024, del 4,4% al 4,5%.
«Persiste la posibilidad de una recuperación prolongada en el sector inmobiliario y una demanda externa persistentemente tibia. Para apoyar el crecimiento se espera que el gobierno mantenga una postura fiscal y monetaria moderadamente expansiva en 2024″, indicó el organismo.
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El Banco Mundial mencionó «limitaciones estructurales» al crecimiento, como los «altos niveles de deuda», el «envejecimiento de la población» y un «menor crecimiento de la productividad que en el pasado».
Además, el BM identifica «riesgos importantes», entre los que apunta «una desaceleración del sector inmobiliario que pueda extenderse más allá de las expectativas iniciales», el «aumento de las tensiones geoeconómicas» o el «cambio climático y la creciente frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos».
«La flexibilización de la política macroeconómica ha estado apoyando la recuperación en el corto plazo», señaló la directora del Banco Mundial para China, Mongolia y Corea, Mara Warwick, quien agregó: «Las reformas estructurales complementarias para impulsar la confianza y reavivar el impulso del crecimiento, como mejorar el marco de resolución de la deuda de China y fortalecer el entorno propicio para las empresas privadas, serían importantes».
Entre julio y septiembre, la segunda economía mundial aumentó un 4,9% en comparación con el mismo período de 2022, marcado todavía por las consecuencias de la ya desmantelada política nacional de ‘cero covid’.
Pekín se marcó una meta de crecimiento oficial de «en torno a un 5%» para el presente ejercicio.
En los últimos meses, las autoridades chinas han tratado de paliar la débil recuperación económica tras la pandemia, debida a amenazas como la crisis inmobiliaria, los riesgos de deuda de los gobiernos locales, el lento crecimiento global y las tensiones geopolíticas.
EFE