El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aprobó un préstamo contingente por 250 millones de dólares para ayudar a Bolivia construir mayor resiliencia financiera frente a inundaciones, sequías, incendios forestales y posibles brotes epidémicos y pandémicos.
Este préstamo, aprobado por el Directorio Ejecutivo del BID mediante la Facilidad de Crédito Contingente para Emergencias por Desastres Naturales y de Salud Pública (CCF), permitirá al país acceder rápidamente a recursos en caso de emergencias por desastres naturales y de salud pública. Financiará la atención inmediata de la población afectada, ayudando a sentar las bases para una recuperación rápida y sostenible.
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“Este préstamo de la CCF es el primer instrumento financiero ex ante contratado por el país. Representa un paso significativo en la reducción de la vulnerabilidad financiera ante los desastres,” dijo Juan José Durante, especialista de la División de Conectividad, Mercados y Finanzas del BID.
«El BID está comprometido a seguir apoyando al país a fortalecer su estrategia financiera para mitigar el impacto de los desastres, en un contexto de mayores afectaciones por el cambio climático”.
De acuerdo con una nota publicada por el BID, Bolivia es un país muy expuesto y vulnerable a amenazas naturales de origen hidrometeorológico. A medida que se agudizan los efectos del cambio climático, se espera que estas amenazas sean cada vez más frecuentes e intensas, afectando de manera desproporcional a los grupos más vulnerables del país, en particular a las mujeres y comunidades indígenas.
A través de esta cobertura, el país fortalecerá su capacidad para desplegar una respuesta rápida y efectiva ante el impacto de eventos extremos, incluyendo actividades de asistencia humanitaria, la reconexión de servicios públicos y la rehabilitación temprana de infraestructura critica, entre otras medidas de respuesta inmediata.
Asimismo, esta operación, junto con un programa de asistencia técnica, contribuirá a mejorar la gestión integral del riesgo de desastres del país en los siguientes cinco ejes estratégicos: gobernabilidad y desarrollo del marco rector, identificación y conocimiento del riesgo, reducción del riesgo de desastres y adaptación, preparación y manejo de desastres y gestión financiera de riesgos.
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