“Enfrenta la realidad tal como es, no como era o como deseas que fuera.”
Jack Welch
Daniel Cadenas.- La economía pretende ser una ciencia empírica. En ese sentido, se supone que cualquier enunciado económico debería estar respaldado por la experiencia, es decir, por datos o hechos. Pero en realidad, la práctica de la economía suele estar llena de falacias de razonamiento y de apelación a hipótesis metafísicas o que no tienen ningún respaldo en los hechos. Eso es así en Venezuela y en casi cualquier otro lugar. Cuando la práctica de la economía esta plagada de estos abusos, se transforma en un torneo de cuentos de camino o de venta de humo, contra de lo cual hay que estar en guardia, sobre todo en un entorno adverso y complejo, donde la información económica veraz es vital para tomar las mejores decisiones empresariales posibles.
Una hipótesis, ampliamente difundida en Venezuela y de aparente aceptación generalizada, es aquella según la cual el gasto del gobierno tiene un tremendo impacto sobre la actividad económica. Con la llegada del cuarto trimestre de 2023 y la cercanía del 2024, se ha venido desempolvando esa manida hipótesis, que más que hipótesis, suena, en boca de quienes la formulan, como una verdad obvia y universal. Según eso, el último trimestre de 2023, a diferencia de los muy malos tres trimestres previos, estará signado por un crecimiento en la actividad económica, explicado por temas estacionales (los gastos navideños) y por un supuesto incremento del gasto público, sobre todo bajo la forma de pagos de aguinaldos y bonos de la patria. La misma narrativa, pero con esteroides, se esta difundiendo para el próximo 2024, al ser este un año electoral. Sobre esa base, el 2024 debe ser un año de crecimiento, sustentando en “una mejor caja del gobierno” y un “incremento del gasto publico con fines electorales”. Pero, ¿es realmente cierto que el gasto del gobierno en Venezuela tiene tal poder para incidir de forma significativa en la actividad económica?
Veamos que dice la evidencia empírica, es decir: los duros hechos. Varios son los excelentes trabajos de investigación que se han realizado para verificar o contrastar la hipótesis de la influencia del gasto del gobierno sobre el PIB o sobre la actividad económica venezolana, en el corto, mediano y largo plazo. Veamos un resumen de los resultados de solo tres de estas investigaciones y saquemos conclusiones:
- Olivo (2009): Este trabajo presenta evidencia empírica derivada a partir de diferentes métodos estadísticos y econométricos que indican que, ni los precios del petróleo ni el gasto fiscal, tienen un efecto sustancial sobre el comportamiento de la actividad económica no petrolera en Venezuela. La evolución del gasto fiscal primario exhibe una relación muy débil con la actividad económica no petrolera durante todo el período analizado. Para la muestra completa 1960-2003, el coeficiente de correlación entre la tasa de crecimiento del gasto fiscal primario nominal y la tasa de crecimiento del PIB no petrolero es prácticamente cero (-0,09).
- Zambrano (2009): Este trabajo evalúa la incidencia de los choques de gasto fiscal en Venezuela y estima empíricamente el multiplicador del gasto del gobierno, es decir, cual es la medida cuantitativa o numérica del impacto que tiene una expansión fiscal de $1 sobre el PIB. Los hallazgos mas importantes de este trabajo son los siguientes: la actividad económica es bastante insensible o inelástica a las expansiones fiscales. El autor determina que el impacto sobre el PIB a tres trimestres de una expansión fiscal de 1% es de solo 0,08%. Este resultado confirma la poca efectividad, en el período considerado, de la utilización del gasto público para incidir sobre la actividad económica.
- Moreno (2022): Los hallazgos del estudio permitieron encontrar que Venezuela se encuentra en el grupo de Economías Emergentes con multiplicadores fiscales más bajos. El impacto a corto plazo (1 trimestre) es tan insignificante que puede ser aproximado a cero, para todos los fines prácticos. Los impactos de los multiplicadores fiscales en Venezuela tienen una duración muy corta y sus magnitudes son despreciables en comparación con los resultados obtenidos para otros países.
Después de leer estos duros hechos, no hace falta ser candidato a ganar el Nobel de Economía, para inferir que están muy descaminadas las esperanzas en que un incremento del gasto público, por si solo, pueda incidir de forma significativa sobre el crecimiento económico venezolano, en el corto y en el largo plazo. Esa narrativa es una leyenda urbana, de la cual se hecha mano cuando se necesita, pero que no tiene respaldo en los hechos. Las razones o causas de estos resultados son varias, pero una explicación de ellas, escapa a los modestos alcances de este post.
La narrativa que le otorga un significativo impacto al gasto publico sobre la actividad económica en Venezuela se vende fácilmente, pues los periodos de auge desmesurado de gasto publico han coincidido también con bonanzas petroleras, mismas que le han permitido al estado un flujo de renta y por tanto un stock de reservas internacionales suficiente como para defender por un buen tiempo un tipo de cambio fijo y sobrevaluado, el cual le ha permitido a los agentes económicos venezolanos importar barato y viajar por el mundo, creando sensaciones de prosperidad transitorias, que solemos confundir como atribuibles al gasto público, cuando la verdadera causa es otra. Pero esta vez no existe la posibilidad de defender un tipo de cambio fijo por un tiempo suficientemente largo como para crear ilusiones de prosperidad, al haber mermado la producción de petróleo a solo una fracción de lo que antes era.
Las fuentes confiables del crecimiento en el corto plazo son tradicionalmente el consumo privado de los hogares y la inversión. Sin una mejora significativa en el poder de compra del ingreso de los hogares, el consumo no se recuperará y por tanto tampoco las ventas de los negocios ni la inversión. Para que eso suceda, debe poder estabilizarse la inflación en unos niveles más tolerables, cosa que no parece estar sucediendo.
Considera esto a la hora de formular tus escenarios de planificación de la producción y las finanzas de tu negocio. Como nadie conoce con certeza el futuro, planifica la producción y finanzas de tu negocio de forma contingente, usando varios escenarios y si usas alguna proyección puntual formulada por otro para tu planificación, modera cualquier previsión de crecimiento que fundamente su ocurrencia en el gasto del gobierno, teniendo en cuenta lo presentado en los párrafos precedentes.
Referencias:
Moreno, M.A. (2022). Multiplicadores fiscales en Venezuela. Temas de Coyuntura N.º 85.
Olivo, V. (2009). Precios del Petróleo, Gasto Publico y Crecimiento del Producto No Petrolero en Venezuela: Mitos y Realidades. Revista Nueva Economía. N°29.
Zambrano, L. (2009). Estructura e Incidencia de la Política Fiscal en Venezuela. Trabajo presentado como requisito para la incorporación como Individuo de Número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas.