Los precios del oro alcanzaron un nuevo máximo el jueves, con los futuros del oro en Comex subiendo un 1,5%, superando brevemente un nuevo hito de 3.000 dólares (2.764 euros) por onza por primera vez en la historia. El precio del oro al contado subió un 1,9%, hasta 2.988 dólares (2 mil 752 euros) la onza, otro máximo histórico.
El oro se considera un activo refugio típico, ya que sus precios han subido más de un 13% este año en un contexto de aversión al riesgo, debilidad del dólar estadounidense y aumento de las compras de los bancos centrales.
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Aumento de la demanda de activos refugio
La demanda de activos refugio se disparó en medio de las incertidumbres económicas y políticas en torno a los aranceles de Trump y el aumento de las tensiones geopolíticas. Las perspectivas económicas mundiales se han ensombrecido debido a la escalada de amenazas arancelarias entre Estados Unidos y otros países, publicó Euronews.
El presidente estadounidense, Donald Trump, impuso aranceles generales del 25% a las importaciones de acero y aluminio, lo que desencadenó medidas de represalia por parte de Canadá y la UE. También amenazó con imponer un arancel del 200% al vino y otras bebidas alcohólicas de la UE en respuesta al plan del bloque de gravar las importaciones de whisky estadounidense.
Aunque se espera que el recrudecimiento de la guerra comercial alimente la inflación, el aumento de las barreras comerciales y la desglobalización podrían frenar el crecimiento económico mundial.
La agudización del conflicto comercial podría exacerbar aún más las presiones inflacionistas al tiempo que debilitaría el crecimiento económico, creando las condiciones para la estanflación, un escenario históricamente favorable para el oro como depósito de valor.
Debilitamiento del dólar estadounidense
Además, el debilitamiento del dólar estadounidense y las expectativas de un pronto recorte de los tipos de interés de la Reserva Federal también impulsaron la subida del oro. El índice del dólar estadounidense (DXY), que mide el valor del dólar en relación con una cesta de las principales divisas, ha caído más de un 5% desde su máximo anual de mediados de enero.
Es probable que la inquietud en torno a la economía estadounidense se traduzca en una bajada de los tipos de interés, y los recientes datos de inflación, más fríos de lo previsto, han reforzado las expectativas del mercado de un recorte de tipos en junio, en lugar del previsto anteriormente para septiembre.
El dólar puede seguir debilitándose frente a otras divisas del G-10 a medida que cambie el sentimiento de los inversores. Sin embargo, esta tendencia podría no persistir si la Reserva Federal mantiene una postura de línea dura, ya que la escalada de las tensiones comerciales podría exacerbar las presiones inflacionistas.
Mientras tanto, la subida del euro también ha pesado sobre el dólar estadounidense, en medio del optimismo en torno a un posible cambio de política fiscal en la Unión Europea, lo que ha provocado flujos de inversión alejados de los mercados estadounidenses.
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