El ritmo que venía registrando el crecimiento económico de Venezuela desde la segunda mitad de 2021 ha perdido fuerza en los últimos cuatro meses, según expertos, que señalan como evidencias de la desaceleración la devaluación de la moneda local -el bolívar-, el incremento de precios y la caída del consumo, al tiempo que ha aumentado el descontento en las calles.
El país, que perdió el 80% de su Producto Interno Bruto (PIB) en siete años, vio crecer su economía «por encima» del 15% en 2022 respecto a 2021, gracias a un cambio en las políticas económicas del Ejecutivo, que soltó los controles de cambio y de precios, permitió el uso del dólar y cesó sus ataques contra la empresa privada, explican los especialistas.
Pero esta mejora, que ha sido desigual, según informes económicos, ha decaído, principalmente, desde noviembre pasado, y con mayor intensidad a principios de este año, lo que ha dado lugar a más de 1.000 protestas documentadas por ONG que han protagonizado trabajadores públicos y pensionistas, quienes denuncian la «pérdida del poder adquisitivo».
El economista Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis, dijo a EFE que, desde los últimos meses de 2022, ha habido «un proceso de desaceleración», lo que «no quiere decir que (el PIB) haya caído», sino que «comienza a perderse el ritmo» con el que venía creciendo la economía.
La Cámara Venezolano-Americana de Comercio e Industria (Venamcham) asegura que, ante el «mal arranque del año para la mayoría» de las compañías, el 65,32% de los empresarios cree que la desaceleración será el principal reto este año, seguido de la incertidumbre económica, según una encuesta elaborada por la gremial, en la que participaron 184 empresas, la mitad del sector servicios.
Cae la moneda, sube la inflación
Según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), la inflación se ha acelerado de manera sostenida en los últimos meses, al registrar un 21,9% en noviembre, un 37,2% en diciembre y un 39,4% en enero.
León explicó que ha habido «un impacto inflacionario producido», en buena medida, «por la devaluación» del bolívar, que, desde noviembre hasta febrero, perdió un 64,8% de su valor frente al dólar, cuyo precio se incrementó, en ese período, un 184%, al subir de 8,57 bolívares a 24,36, lo que tuvo un impacto directo en los precios, fijados en la moneda estadounidense.
Señaló que también ha tenido un efecto inflacionario la aplicación, desde marzo del año pasado, del Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF), que grava con un 3% los pagos en monedas extranjeras y tiene un impacto en cada uno de los eslabones de la cadena productiva hasta que el producto llega al consumidor, cuyo precio, por este tributo, puede aumentar «de un 12% a un 15%».
Por consiguiente, los incrementos de precios, «si bien no logran ser, todavía, (propios de) un proceso hiperinflacionario», han sido «altísimos», y la población no ha tenido «ingresos equivalentes para seguir comprando lo mismo que estaba comprando previamente».
Se contrae el consumo
Según estimaciones de Datanálisis, el consumo masivo, principalmente de alimentos, cayó «entre un 16% y un 20%» en enero y febrero respecto al mismo periodo del año pasado, mientras que los cálculos del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), que involucra todos los sectores, muestran una contracción de hasta un 35% solo en el primer mes del año.
El economista Luis Arturo Bárcenas, jefe de la firma Ecoanalítica, dijo a EFE que factores como la devaluación, la aceleración de la inflación y la «destacada» reducción de la actividad comercial «hacen pensar que todavía en la economía subyacen elementos de vulnerabilidad que están explotando en este momento y crean esta suerte de parón».
Por otra parte, el país sigue teniendo algunas «limitaciones» para su crecimiento, según León, fundamentalmente la insuficiente financiación y los problemas en la prestación de los servicios públicos, elementos que considera como los «grandes bloqueadores de la economía venezolana».
Sin embargo, pese a estos factores, los economistas mantienen en positivo sus estimaciones para este año, cuando, según Datanálisis, se espera que el PIB crezca, al menos, un 5% respecto a 2022, gracias al impacto de la reactivación de las operaciones de la estadounidense Chevron, cuyos efectos no se percibirán completamente «hasta el segundo semestre de este año», agregó León.
Fuente: EFE