El plan de desdolarizar la economía llevó al gobierno a un «atolladero», advierten economistas

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Foto: Pixabay

Las autoridades monetarias y financieras venezolanas ejecutaron desde hace dos años un plan para desdolarizar la economía, es decir, para intentar bajar el uso de las operaciones en moneda extranjera. Sin embargo, los venezolanos comenzaron a pagar más en bolívares debido a los problemas macroeconómicos del país como la alta inflación y la constante devaluación, es decir, por razones distintas a las gubernamentales que se ha empeñado en promocionar el bolívar digital.

Un grupo de economistas que participaron en el foro «Qué sucede con el dólar en Venezuela», organizado por el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), coincidieron en que la dolarización ya perdió el efecto positivo que tuvo en la economía. Explicaron que si en los próximos pasos el gobierno gasta más para estimular la actividad económica, en consecuencia aumentará la demanda de dólares; mientras que si restringe el gasto público habrá menor crecimiento, mayor desempleo, aumentará el malestar de la población y por ende bajará la popularidad del gobierno. Todo ello además en un contexto de alta incertidumbre debido a las decisiones del gobierno de Estados Unidos sobre las licencias, las restricciones petroleras sobre Venezuela y la política comercial basada en los aranceles.

Pedro Palma, director socio de la consultora Ecoanalítica, sostuvo que el proceso de desdolarizar la economía «llevó al gobierno a un atolladero, porque si el Fisco nacional gasta en bolívares y expande la oferta monetaria del BCV, estos recursos se destinarán a la compra de dólares» y en consecuencia impulsará aún más el precio del tipo de cambio oficial y paralelo, así como a la inflación de los bienes y servicios.

«Así como la alta inflación es causante de la dolarización, el éxito de la desdolarización depende del control efectivo de la inflación. La desdolarización consiste en la atenuación del papel y relevancia del dólar en el devenir económico, y la mayor aceptación e importancia de la moneda local», recalcó Palma.

Destacó que en las últimas mediciones de Ecoanalítica, el uso de las transacciones al detal en moneda extranjera refleja una disminución, al pasar de 67% a 24,7%; igualmente hubo una reducción importante en la dolarización financiera de 70% a 40%. «Aunque los expertos consideran que para considerar una verdadera desdolarización financiera debe estar en 20%», apuntó.

El gobierno utilizó varias estrategias para desincentivar el uso del dólar, entre ellas destaca el anclaje cambiario como principal instrumento para bajar la inflación, la venta de divisas del Banco Central de Venezuela a la banca y la venta de dólares a la banca privada por parte de la petrolera estadounidense Chevron y, creó el Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF) de 3% a las transacciones en divisas.

Igualmente, las autoridades emitieron la obligación de convertir los precios en dólares a bolívares al tipo de cambio reportado por el BCV, moderaron el gasto público deficitario financiado por el ente emisor y ejecutó una política de venta de títulos de cobertura en bolívares emitidos por el BCV.

A juicio de Palma, el anclaje cambiario era insostenible, por lo que al subir las tasas de cambio también aumentaron los precios. «La situación tenderá a agravarse por la radicalización de las restricciones petroleras impuestas por Estados Unidos (…) Los ciudadanos y las empresas privadas serán los más afectados».

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BCV
Foto: referencial

Para Venezuela, los economistas prevén una reducción de los volúmenes de producción y exportación de petróleo, escasez de divisas, encarecimiento del dólar y una depreciación aguda del bolívar, repunte inflacionario, reducción aún mayor de la capacidad de compra de la población, recesión económica, mayor desempleo, empeoramiento de la calidad de vida y un posible repunte de la dolarización.

Luis Zambrano Sequín, de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), estima una caída del producto interno bruto (PIB) de 2,05%; así como una tasa de inflación de 220%, una depreciación de la moneda de entre 150% y 160% y, un precio del barril de petróleo (Merey 16) en 63,19 dólares.

«Los agentes económicos ven una reducción significativa en la disponibilidad de divisas con las cuales el BCV puede intervenir en el mercado cambiario, y sobre todo de la fuente de divisas de Chevron y otras operadoras petroleras. En este momento, todos están tratando de protegerse ya que hay unas claras expectativas de devaluación o de depreciación cambiaria importante de aquí en adelante o por lo menos en el resto de 2025″, señaló.

Recalcó Zambrano que la estabilidad cambiaria cambió a partir de julio de 2024 al mostrarse un incremento rápido de las tasas de cambio oficial y paralela, así como de la brecha cambiaria lo que hizo que el BCV fuera perdiendo el control del mercado debido a las restricciones importante en la disponibilidad de divisas y la presión en la demanda de dólares. «Esta inestabilidad fue producto de la crisis política venezolana y con los cambios de la política estadounidense sobre Venezuela, con lo cual se crearon expectativas de un posible deterioro de la situación económica. Se ha incrementado la volatilidad de la inflación como de la tasa de cambio».

Considera que hay muy pocas probabilidades de contar con la estabilidad cambiaria que tuvo el país entre 2023 y buena parte de 2024, en virtud de la posible caída de la actividad petrolera en 12% y de 1% en el sector no petrolero. «No creo que el gobierno tenga demasiada holgura o demasiado grado de libertad para poder evitar este temporal». Afirmó que la disminución de los ingresos vía exportaciones y en tributos generará un alza de la monetización del déficit fiscal y un incremento de la base monetaria que presionará el mercado cambiario.

«Esto implica un problema para la gestión fiscal debido a una caída de los ingresos y a un gasto público indexado al dólar, por lo que el gobierno deberá apelar al financiamiento monetario. Esto generará un señoreaje (impuesto inflacionario) de 10% a 15% del PIB, el doble de 2024 y de hecho creció de manera importante en el primer trimestre de este año», dijo.

Sobre la desdolarización, Zambrano indicó que ejecutar un plan para ello es importante contar con condiciones favorables. «Se puede desdolarizar la economía por buenas o malas razones. Una cosa es hacerlo con una política fiscal ordenada, con disciplina, contar con un sector externo equilibrado y evolucionando favorablemente, con crecimiento económico importante, entre otros. Pero en muchos casos cuando se intenta desdolarizar a través de medidas punitivas, con restricciones y controles termina siempre siendo un fracaso y se revierte el avance del proceso de desdolarización».

Para Leonardo Vera, profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), las causas del colapso cambiario están enfocadas en el bajo inventario de reservas internacionales del BCV desde el año 2013 cuando se transfirieron al Fondo Nacional de Desarrollo (Fonden) y se destinaron al pago de la gran deuda pública externa del país.

«Aun con los desvíos de reservas internacionales hacia el Fonden, Venezuela llegó a tener más de 40 mil millones de dólares. Las reservas, según el BCV, están en 10 mil millones, pero eso es incorrecto ya que 5 mil millones de dólares se encuentran en Derechos Especiales de Giro y esencialmente lo que queda son unas 60 toneladas de oro monetario (…) La insuficiencia de divisas en un mercado oficial con una microestructura muy mal diseñada, trasladó al paralelo la demanda no satisfecha», explicó el economista.

Así mismo, la venida a menos de la principal fuente generadora de divisas como lo es Pdvsa y las empresas mixtas de la industria de los hidrocarburos. En este sentido, además, recalcó que «existe un arreglo institucional muy pernicioso» entre Pdvsa, el Fisco nacional y el BCV los cuales funcionan como una entidad única.

«En una decisión de economía política el ajuste fiscal ha recaído sobre los trabajadores y agremiados al sector público (a quienes no se les ha aumentado el salario), y no en el enorme déficit de las empresas públicas no financieras como Pdvsa que se siguen financiando con emisión monetaria del BCV», indicó Vera.

Destacó igualmente que la inflación no se ha podido contener del todo debido a «la mala calidad» del plan macroeconómico y por lo tanto prevalece un clima de desconfianza en la moneda nacional. En este sentido, indicó que el anclaje del tipo de cambio por debajo del poder de paridad del poder adquisitivo o de cualquier tasa de cambio de equilibrio, sin reservas internacionales para aumentar la oferta de divisas y con la «miniaturización» de los créditos bancarios, hizo que colapsara el mercado cambiario.

«A pesar del ajuste acumulado de 97% en el tipo de cambio oficial desde enero de 2023 y hasta marzo de 2025, la brecha de 43% con el tipo de cambio paralelo sigue siendo significativa (…) Con la crisis política después del 28 de julio, la inflación no pudo ser parada en seco, debido a las expectativas de la población de que habrían más problemas para exportar crudo y por lo tanto creció la demanda de divisas generó un cuadro de insuficiencia de dólares», afirmó Vera.

¿Cómo bajar la presión cambiaria?

Entre los planteamientos para disminuir la alta demanda de dólares en la economía venezolana, los economistas recomiendan:

1.- En el corto plazo continuar con la dolarización parcial. Promover la circulación del dólar con la eliminación del impuesto de 3% del IGTF, mientras se diseña una nueva estrategia contra la inflación más efectiva que permita remonetizar la economía.

2.- Permitir la movilización de los dólares entre bancos y crear un mecanismo de compensación bancario.

3.- Autorizar la asignación de créditos en dólares.

4.- Informar del plan macroeconómico que se ejecute. Un programa de estabilización acompañado de una reforma monetaria creíble.

5.- Un nuevo diseño de la microestructura que gobierna el mercado cambiario. No mas segmentaciones: intervención cambiaria del BCV, operadoras petroleras y menudeo.

6.- Incentivos tributarios a los exportadores si pasan sus ingresos en divisas por el mercado oficial.

7.- Diseñar una reforma en el marco legal del sector de los hidrocarburos para atraer inversiones.

8.- Evitar los controles de precios para evitar el desabastecimiento de productos básicos.

9.- Mantener la libertad de importar al sector privado.



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