El Índice de Precios al Consumidor (IPC) para todos los consumidores urbanos en Estados Unidos registró un aumento moderado del 0,2% en julio, según informó hoy la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés). Esta cifra representa una desaceleración respecto al incremento del 0,3% observado en junio.
En términos interanuales, el índice general acumuló un avance del 2,7%, manteniéndose estable frente al mismo período que terminó en junio.
El incremento mensual estuvo principalmente impulsado por el alza en el costo de la vivienda, cuyo índice subió un 0,2% en julio y constituyó el mayor aporte al aumento general. En contraste, el índice de alimentos permaneció sin variaciones, aunque con movimientos internos: los precios de la comida fuera del hogar aumentaron un 0,3%, mientras que los alimentos para consumo en el hogar bajaron un 0,1%.
Por su parte, el índice de energía retrocedió un 1,1%, liderado por una caída del 2,2% en el precio de la gasolina, un factor que ayudó a mitigar la presión inflacionaria.
Excluyendo alimentos y energía, componentes conocidos por su volatilidad, el IPC avanzó un 0,3% en julio, acelerándose desde el 0,2% registrado en junio. Entre los rubros que mostraron incrementos se destacan la atención médica, las tarifas aéreas, la recreación, los muebles y accesorios para el hogar, así como los vehículos usados. En sentido opuesto, los precios de los alojamientos temporales y los servicios de comunicación experimentaron leves descensos.
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Balance anual y perspectivas
En el balance anual, la inflación subyacente (sin alimentos ni energía) creció un 3,1%, cifra superior al crecimiento general, mientras que el índice energético registró una disminución del 1,6% en los últimos doce meses. El índice de alimentos, por su parte, se elevó un 2,9% en el mismo periodo.
Estos datos reflejan una economía estadounidense que continúa enfrentando presiones inflacionarias moderadas, con un comportamiento mixto en los diferentes sectores de consumo. La reducción en los precios de la energía ha contribuido a aliviar parcialmente la carga inflacionaria, mientras que los costos asociados a la vivienda y servicios esenciales mantienen su tendencia al alza.