El más reciente sondeo de expectativas económicas del Banco Central de Chile, correspondiente a agosto, refleja un consenso claro entre académicos y consultores: la economía chilena entra en un terreno de mayor estabilidad, aunque con un crecimiento aún moderado.
La inflación de julio habría cerrado en apenas 0,2%, y los expertos esperan que agosto muestre un leve repunte de 0,4%. A diciembre, la proyección se mantiene en 4% anual, con la mirada puesta en que el 2026 se alinee con la meta del 3%. La inflación subyacente, sin los precios más volátiles, sigue la misma ruta.
En paralelo, el mercado estima que la Tasa de Política Monetaria (TPM) se mantendrá estable en 4,75% en la próxima reunión y bajaría gradualmente a 4,5% a fin de año. La proyección de largo plazo fija el nivel estructural en 4%, confirmando que el ciclo de recortes agresivos quedó atrás.
El tipo de cambio también juega a favor de la calma: el dólar se proyecta en torno a $960 en dos meses y descendería a $940 en un año, mostrando confianza en una apreciación del peso frente a un contexto global menos volátil.
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Crecimiento moderado, sin “booms” a la vista
En cuanto a la actividad, el PIB crecería 2,3% en 2025, con un desempeño algo más robusto del sector no minero, y convergería al 2,1% en 2026 y 2027, lo que confirma un cuadro de crecimiento moderado, lejos de los “booms” del pasado. El consumo de los hogares subiría apenas 2,2% este año, mientras la inversión en capital fijo aportaría un 3%.
En resumen: inflación bajo control, tasas que ya no caen con la misma fuerza y un dólar que se encamina hacia la baja. Una fotografía que, sin ser deslumbrante, al menos devuelve algo de previsibilidad al tablero económico chileno.